El mismo infierno


Amar al prójimo como a ti mismo es el segundo mandamiento para los judíos y cristianos. Las religiones que siguen las doctrinas cristianas, infunde varios mandamientos, el cual los creyentes deben cumplir para ser recompensados con el Reino Celestial. El miedo a ser castigados ya no es suficiente para que haya solidaridad para cumplir el segundo mandamiento, porque la falta de amor en cada persona ha transformado el mundo, en el mismo infierno.

El miedo ya no es suficiente para que haya solidaridad y el “amar a tu prójimo como a ti mismo”, es parte de la retórica religiosa. Muchos “cristianos” que asisten al templo a escuchar la palabra de Dios, por costumbre, porque algunos sólo llegan a dormir otros a llenarse de sabiduría hasta que salen por la puerta por la que entraron, pues de ahí pierden hasta el concepto y el respeto a Dios, pues se llenan de envidia y rencor con el vecino, etc. La limosna es otro detalle que verifica el incumplimiento a los reglamentos de Dios, en este caso el diezmo, pues tanto como el sacerdote o el pastor son trabajadores del “Todo Poderoso” y como tal merecen que se les remuneré. Lo peor de todo, no es que salgan sin dejar dinero de la iglesia sino lo que es más terrorífico, que salgan con el corazón vacío. Los pobres serán bendecidos por Dios es una de las Bienaventuranzas es por eso que los creyentes permitan que el pobre siga siendo pobre y caiga en la indigencia.

La falta de amor está volviendo un infierno este mundo. Vemos como Jesús dio la vida por unos viles pecadores y no somos capaces de dejar de comer un día por compartir con el hambriento. La ciudad se llena de desempleados, de niños que son obligados por sus padres a pedir caridad, y que buscan la forma de no salir a trabajar o porque de verdad no consiguen trabajo a veces ni los vemos porque pasa una chica o un chico guapo que nos distrae la mirada del prójimo o peor aún dejamos de hacer algo verdaderamente valioso por codiciar ese súper automóvil que paso por la ventana del autobús en el que íbamos. Las noticias hablan de tratas de blancas y de abusos sexuales, ¿pero que hacemos para que esto se detenga?, sólo nos estremecemos y pedimos a Dios que a nuestras familias no les pase ese tipo de desgracia. El yoismo está hasta en las plegarias Dios bendíceme en este día o gracias por darme un día más de vida. La oración perfecta sería Dios ayuda al que no tiene, pero para que esto se cumpla debemos ayudar a que Dios haga su trabajo con nuestra colaboración.

La pregunta aquí es: ¿Cómo podemos amar a Dios, sino podemos amar a nuestro prójimo? Nosotros jamás vamos amar algo que no vemos si no amamos lo que está a nuestro alrededor, a esa vida materializada, que es la creación de la divinidad. Muchos de los creyentes se conforman con recoger la mano y golpear, en lugar de abrir la mano y estirarla para ayudar al prójimo, pues la felicidad que se gana de ayudar a mi hermano desvalido es una forma de conocer el amor de Dios y es que hacer feliz a alguien es convertir este infierno por algunas horas en un pedacito de cielo.

1 comentarios:

palmogala dijo...

Cómo podemos amar a Dios, sino podemos amar a nuestro prójimo, como podemos amar algo que no conocemos y que nunca hemos visto, ayudar al prójimo debe ser algo natural, Dios puede que si este viendo pero nunca lo sabremos, por lo menos yo no busco la aprobación de este ser, busco llevarme bien conmigo mismo con mi conciencia con mi corazón, la busqueda de la felicidad debe ser tarea conjunta, pero que pena que muchos no busquen un beneficio común, han pasado muchos miles de años en el mundo, y el panorama pinta igual, la desunión entre las personas, la envidia, el rencor motiva muchas más acciones que el amor, y las religiones en vez de cambiar este panorama al parecer lo empeoran, a veces me desaliento de ver que he vivido muchos años y las cosas siguen igual, aquí no se me ocurre ninguna solución, viviré siempre con la sensación de que tenía que hacer lago pero no sabía que era...

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