Cara de tuca



¡Qué vergüenza, vas a tener!, exclaman mis amigos, cada vez que algún compañero me dice ¿Nancy no te da pena que ese chico te haya visto distraída por él?. Suelto una carcajada y respondo: ¡No, para nada a todos nos pasa! y recojo mis hombros mientras levanto las evidencias regadas por el incidente. Es verdad esas cosas no me dan un gran bochorno que contar, pero si paso vergüenzas a diario por mi mala memoria y las vergüenzas ajenas son las peores.
Mi mala memoria para los nombres, me pone la cara de todos los colores. Cada vez que hablo con alguna amiga del curso sobre alguien, le doy los detalles de ella para que me diga su nombre y proseguir con la conversación. Siempre me dicen -que mala amiga que eres- y me da tanta pena el no recordar los nombres y los apellidos de cada uno de mis compañeros. Una vez me preguntaron ¿Cómo se llama tu mamá?, yo trataba de recordar y les respondí ¡MAMÁ!... -Nancy te pasas como no vas a recordar el nombre de tu progenitora-, mientras el semáforo de mi cara se ponía en luz roja.
Hace poco fui víctima de la vergüenza ajena, por la culpa de algunos compañeros de clases. En cada ciclo aparecen algunos compañeros que desde que entras a la facultad están cuatro ciclos adelantes, pero cuando avanzas, los ves y ellos siguen ahí, como que estuvieran esperándote. Tenemos un profesor nuevo para locución y él no sabe como es la cátedra en la universidad y como siempre hay un mal comunicador que mal informa. Escuché frases que decían -aquí en la universidad no nos enseñan nada-, el tinte de la rosa subió a mi rostro y como una hoja en el árbol vacilé. Mi mente gritaba ¡Dios!, que bascosidad están hablando, el profesor se va a dar cuenta que son ellos, los que no han aprendido nada, mientras confirmará con el tiempo que la educación que gastó por su hija no fue en vano y es tangible ya que es una prestigiosa productora.
Muchos de mis amigos me preguntan cómo se llaman y no falta alguno que otro defensor que en lugar de ayudarme me destruya diciendo: ¡Crees que se va acordar de tu nombre si no se acuerda ni como se llama su mamá! Mientras replican en coro que “Cara de tuca”, pero mejor me defino como un rostro perfectamente tallado en madera. Es posible que los conozca a ustedes y describa cada uno de sus detalles, pero les pido de antemano mil disculpas por no recordar su nombre y no crean que me he olvidado de aquellos que me hacen sentir vergüenza ajena, por ellos, siempre le pido a Dios que los ilumine o los elimine.

Descripción de la locura


¿Quién es el sigi? Me pregunta y no sé que responder. El Sigi siempre será mi Sigi, nació de mi inspiración y es la fuente de ella. Desde que apareció en mis sueños cambió todo en mí. Me hizo tambalear entre el amor y el dolor; entre la vida y muerte. Muchas veces rompió mis huesos y en otras baja una estrella para mí. Pinta en mi rostro sonrisas y lágrimas, sacude mi lógica hasta que pierda la razón. Momentos como ahora que palpita en mi recuerdo mi corazón pinta de negro mi sangre y tiñe de tristeza mis ojos.
El sigi es mi juguete, peros es él quién juega conmigo. Dilata mis pupilas y abre mi alma como un niño explorando un sistema operativo. Escribe en mi piel, nuestra historia, para dejar una huella en el alma. Me desviste el cielo cada vez que dice que me quiere. Él no sabe que existe y peor sabrá cuánto lo amo y cuanto lo odio por tenerme sólo para él. Cortó mis alas, pero me deja correr libremente en sus pupilas.
El Sigi es mi locura cada vez que el juicio se apodera de mi razón. Jamás deja que el neoliberalismo capitalicé mi corazón, enseguida hace una revolución y exilia cualquier vil sentimiento. Marchita mi vida cada vez que me dice hasta mañana y me tiendo en el suelo de rodillas mientras me ahogo en cada segundo que estoy sin él. Desvanece mi presión en cada caricia y endulza en sus dedos el agua del mar para mí.
Caminamos sobre la arena del mar, hasta que caiga el sol para pintarlo de azul. Jugamos entre cada ola hasta que el mar se empalaga de nosotros y nos arroja de nuevo a la orilla. Me esconde de los demonios que acechan mi vida mientras llena de besos mi frente. Decora de flores el silencio y me viste de plumas el alma, para que me desplace con el viento hasta llegar al infinito, pero la brisa me lleva de regreso a sus brazos y me doy cuenta que al estar con él he conquistado una galaxia.
Llena de ecuaciones mi cabeza mientras decoro con acuarelas su vida. Mientras me explica según su lógica matemática porque quiere que le pinte de rojo sus caminos. Dice que yo soy para él la personificación del rojo. Él dice que si todas las sociedades fueran humanistas supieran el verdadero significado del color rojo. Para él, el color rojo es sinónimo de felicidad, siempre me explica porque yo no soy su amor, pues el que ama odia y jamás podría hacerlo, pues yo le he llenado de felicidad a su vida y siempre vivirá con ella. Pues por eso yo no sé quién es el Sigi si es un invento mío que me adora tanto o simplemente es parte de mi locura egocentrista.
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El Sigi y la Muñeca



El Sigi, no es una persona, es un ser abstracto que divaga por las orillas de la playa, siempre ahogando cualquier pensamiento egoísta que le dejé el aura terrenal. Cada vez que contempla el agua, su espíritu se purifica, tratando de crear una conciencia más humana y justa, a diferencia de muchos hombres. El Sigi siempre se acercaba a las personas en forma de brisa para ayudarlas, aunque nadie se lo agradezca, a pesar de la injusticia y la maldad del ser humano, él jamás dejaba de soplar esperanzas de cambio.
Él jamás se identifico con las personas que caminaban ante su mirada, aunque también quería vivir el amor que veía entre ellos, él envidiaba la alegría mientras reprochaba su soledad, quería cuidar siempre de algo u alguien que lo ame tanto, como él estaba dispuesto a amar.
Un día sin saber qué hacer ante su tristeza, atraía a las olas a la orilla para ver si hablaba con ellas, pero sólo causo que la marea suba y que se golpee contra los peñascos. Se retiro a compartir con las personas que visitaban la playa, de repente su mirada se fijo en un pequeño ser, que sonreía entre las manos de una niña, parecía ser una mujer más pequeña de lo normal. Él, todavía recuerda aquel 30 de octubre que fue la primera vez que cruzó la mirada con aquella mujercita, su impresión fue exorbitante, pues estaba condenado a vivir entre la clandestinidad, como una simple brisa que pasea por las orillas. Desde que la vio, la quería para él, la observaba desde la orilla, ella con indiferencia desviaba su mirada para poner en duda su interés, ella sabía que podía jugar un rato con él, mientras las miradas iban y venían sus almas ya se hablaban. La niña se acerco con la mini persona entre sus brazos y la sentó en la arena junto a la orilla, la pequeña quería construirle un castillo a su amiga. Sin dudarlo el Sigi se acercó rápidamente a conversar con ella, para preguntarle sobre su pequeña estatura, su nombre, ¿por qué ella podía verlo? y ¿por qué nunca habla con las otras personas?, todas estas cosas le cruzaban por su inquietante y descontrolada mente, mientras ella solo quería jugar, él quería saber todas estas cosas, ella se reía de sus preguntas y contestaba cada una de ellas, cuando Sigi preguntó ¿por qué no hablas con tu amiga?, ella le dijo, al igual que tú estoy condenada al silencio, a que ninguna persona me escuche o sienta una de mis emociones, al escuchar eso acompañado por una sonrisa irónica, él se perdía entre la orilla y los pensamientos de aquella muñeca, así pasaron varias semanas, aprovechando cada vez que la niña iba a construir el castillos, que Sigi soplaba para poder pasar más tiempo con su muñeca, aunque el cariño era grande, ninguno de los dos estaba preparado para dejar su vida por el otro, la muñeca no iba a dejar a su compañera ni el Sigi a su orilla.
Las vacaciones terminaron, ninguno de los dos pudo despedirse, pero la tristeza era desbordante. El tiempo pasó, el Sigi la recordaba pero también anhelaba conocer a otras muñeca que estén dispuesta a quedarse con él y a compartir su orilla, mientras su Muñeca paseaba por otros senderos y guardaba la esperanza de encontrar una brisa que la acompañe en cada paso, pero muchas brisas sólo querían envolverse en sus cabellos, cada vez extrañaba más a su Sigi y él por más que veía muñecas, rubias, morenas, flacas, gordas, grandes y pequeñas, ninguna tenía la sonrisa de su Muñeca, soñaba con soplar su cabello y hablar con ella, cada vez los sueños se rompían y las esperanzas desvanecían, hasta que un día un crucero se acerco a la orilla a desembarca. Estaban ahí otra vez la Muñeca y el Sigi, mientras contemplaba su sonrisa trataba de controlar su amor resignándose a vivir en su soledad y creyendo que jamás podrían obtener su amor, para ella la ilusión le creaba un corazón en aquel pecho vacio, pero esta vez el tiempo les jugó una mala pasada, adelantando la salida del crucero, mientras él comparaba sus recuerdos y tallaba en las piedras y en los caracoles la sonrisa de su amada. Ella al embarcase veía que la distancia se agrandaba y no sabía qué hacer, sentía cosas nuevas, mientras su sonrisa desaparecía, una voz le decía que salte, que busqué, que amé, ella no entendía que le sucedía y eran los latidos de su corazón que le decía a la Muñeca que luche por ese amor, para que pueda mantener siempre su sonrisa, ella sin dudarlo saltó dejando su libertad por amor, nadó sin parar, pues quería estar con su Sigi, pasaron días y días, pues sus pequeños brazos no podían hacer mucho, mientras que Sigi sin saber qué hacer con los recuerdos de aquella muñeca que había robado su alma, que lo transformó en smog, al verla, dudo de ella y la rechazó por haberlo dejado tan vacio, la muñeca sin saber qué hacer, se marcho por donde llegó, pero ahora con un corazón destruido, por el agua flotando conociendo la desilusión, mientras su sonrisa se apagaba, dejando en su boca el sabor de la amargura, estaba viviendo la tristeza y el desamor, del que tanto hablaban las personas que sufrían por amor.
Mientras el Sigi contemplaba desde la orilla como desaparecía su amada y como su alma se purificaba al verla, luchando por aquel amor, él reacciono ex abruptamente, decidiendo dejar a su orilla para rescatarla, mientras ella buscaba la muerte, entre una ola, que no tan solo mate su sonrisa si no, que acabe de una buena vez con aquel corazón, la ola la adentro a sus entrañas, su cabello flotaba y buscaba una forma de salvarla, mientras ella cerraba sus ojos, sobreviviendo con el poco oxigeno que le quedaba y que se escapaba en forma de burbujas, su lucidez se apagaba, pero el dolor de la desilusión en el pecho no cesaba, mientras que el corazón marchito dejaba un rastro rojo marcando un sendero en el agua, para que recuerden su paso por aquella playa, la muñeca dejaba estremecer su último suspiro entre las profundidades del mar, de repente un apretón en la cintura alerto a su corazón, pues su amado fue a rescatarla, ella se recostó en su pecho sentía como su vida convalecía entre los brazos de su amado y con su mirada triste le regalaba una sonrisa, aunque las olas golpeaban sus cuerpos, sus almas se juraban compañía eterna, pues los dos estaban seguros que cada uno estaba dispuesto a seguir al otro donde sea, así fuera desde caminar entre el egoísmos de las personas y dejar reposar su cuerpos en la arena mientras contemplan el brillo del sol o dejarse llevar por las profundidades del mar hasta poder volar en el gran cielo que se forma en la infinidad del océano...
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Guaguas de pan


Nahuelquin (generación de tigres)
Kuyay (amor)
Wañuy (muerte)
Mayua (Lila morada)
Wama (Halcón)
Mana (malditos)
KAN (hijo)
Inti (Sol)
Asyaq (demonio) Uma (aire)
Waynas (amantes)
Tonga (lunch)

¡Maldito blanco!... mató a mi único hijo. Exclamaba el gran Chamán, mientras contaba la historia a los demás indígenas reunidos. Transmitiendo su odio y su sufrimiento, mientras quemaba cada uno de los santos que remplazaban a la gran Pachamama. Nadie había visto a un viejo llorar y menos a uno de losNahuelqui. Así empezó la historia el chamán:
Los blancos no son dioses como pensábamos, porque ni su Dios ni ellos tienen el derecho de cambiar kuyay por wañuy. Si ese blanco de Santiago no se hubiera fijado en la Mayua, mi Wama siguiera desplegando sus alas.
Mi Wama era tan feliz, cada vez que veía a su Mayua, ellos crecieron juntos, libres como el viento. Hasta que llegaron esos mana blancos a explotarnos, a tomar a nuestras mujeres, a castigarnos. En nombre de su Jesús, destruyeron a nuestros dioses, mataron a nuestro rey Atahualpa y ahora matan a mi ¡KAN!…
El kuyay entre la Mayuay y mi Wama crecía hasta llegar al Int, hasta que el asyaq del Santiago, llegó a expúlsanos de nuestras tierras y esclavizó a la familia de la Mayuay. El asyaq arrancó de la tierra a la pequeña violeta, impotente el gran Halcón quiso atacar al asyaq, pero este espantaba a la gran ave con fuego.
El Santiago trataba de llenarla de trapos finos, para conseguir el amor de aquella flor. EL cuerpo de la Mayuay se adaptaba a cada una de las prendas de seda que cubrían su cuerpo, pero ella quería ser libre como el uma y poder amar. Cada vez que Santiago se marchaba ella se despojaba de aquellos grilletes de seda que ataban su espíritu.
Dejaba de ser una flor para ser aquel aire, por donde se deslizaba el gran halcón, desplegando sus alas para atrapar la esencia del aire y volar juntos uno encima del otro hasta llegar a la punta del inti. Viajaban entre los olores del amor y la llovizna de la pasión, hasta que un día la luna negra cubrió de dolor sus cuerpos.
Llegó pues el asyaq guiado por los senderos tenebrosos. En su jardín no halló a su violeta cautiva, las demás hermanas indias fueron obligadas a contar donde estaba aquella florecilla… Todas en un solo grito desgarrador, gritaron, está en la choza del Wama. Se armó para destruir aquel kuyay prohibido.
Este trágico encuentro fue guiado por los espíritus malignos. Fueron tomados prisioneros y maltratados, el disque día de los santos de los cristianos, pero ninguna fuerza divina pudo detener aquella masacre.
La florecilla se marchitó bajo la sombra de la luna negra, dejando sólo en su piel, un color morado como la sotana de aquellos sacerdotes que destruyen a nuestros dioses y que nos prohíben adorar a nuestra Pachamama.
El halcón con su último aliento, tomó en sus alas aquella florecilla para prender el vuelo al infinito. Yo cada dos de noviembre bajaba de la montaña, para enseñar a mi hijo los remedios que nos da la tierra y a darles ofrendas a los padres tigres de la cual nuestra sangre desciende.
En lugar de celebrar a nuestro pasado, me encuentro con un presente desgarrador, al ver a los waynas rodeados de wañuy. Arrastre a los waynas a la punta de la montaña, para que estos guaguas siempre estén juntos bajo la luz del cielo estrellado, lejos de una tierra esclava y puedan volar con su almas libres.
Desde aquel día subo a la montaña a celebrar con ellos la dicha del amor, para no estar sólo, labro unos muñequitos de harina dulce, tratando de entallar el cuerpo de Maywa y enmarcando la robustez del Wama, los pongo juntos con las manos entrelazadas, los pongo en el fuego de la pasión, mientras preparo una mazamorra de las frutas más deliciosas, para deleitarme del sabor que tenían estos dos amantes. Yo sé que para este tiempo, hasta la Pachamama le rinde culto a Maywa, pues sale de ella un maíz morado, que envuelve a las frutas en un delicioso sabor.
Subo con mi tonga hasta la punta del cerro, donde el Inti brilla, resplandeciendo e iluminado a los guaguas de pan, haciendo un juego de luces y colores, que claramente se los puede ver sonriendo en aquella maza, cada vez que les sirvo su colada morada.
Ellos alzan su vasitos y yo brindo no porque ellos estén muertos, sino que ellos están juntos y pueden amarse libremente en el resplandor del Inti, derramando en cada rayo de luz, una gota de amor y esperanza de ser libres, para este pueblo que sólo está maltratado y golpeado.
Mientras ellos rinde misa para sus santos ustedes me ven a mí quemándolos, pues ellos son unos demonios que oprimen y reprimen el pecho de nosotros los indígenas, mientas que la Pachamama nos recoge en el centro de su pecho para dejarnos ser libres.
Es así como los guaguas se quedan juntos paraditos disfrutando de su mazamorra que se endulza con la miel del amor, que brota incluso en medio de los avisperos de la conquista.

"Amapola"
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El amor y la basura siempre huelen igual


Hasta ayer mi vida era espectacular, parecía un arco iris lleno de colores vibrantes. Todo era felicidad, mis rostro lucia un tono rosáceo que reflejaba el gran amor que tenía por aquel hombre que me hacía estremecer con un solo beso el alma.

Se llamaba Max me acompaño durante nueve años, crecimos juntos, aparte de tener una relación sentimental nuestro amor tenía un matiz fraternal. Recuerdo que él siempre me llenaba de regalos día a día, los detalles siempre eran especiales, uno mejor que el otro.

Hoy como siempre fue uno de esos días tan normal, llamé a Max para decirle que lo extrañaba y que no se olvide de la cena que le prepararía para él y para toda mi familia. Nos gustaba compartir todos los viernes con mi familia e invitar a nuestros amigos más allegados para que disfruten de mis delicias culinarias.
Todo estaba casi listo, de repente sonó mi celular, era Ana mi mejor amiga, yo le dije: Ani ¿Vas a venir hoy?, ella me respondió en un tono tétrico NO…. Necesito que vengas a verme al Mall porque tengo algo que contarte, sin dudarlo cerré, me aliste y salí para vernos.
La vi asustada, estaba como un fantasma su piel parecía que tenía una capa de talco cubriéndola. Luego me dijo que me relaje, que nada es perfecto en está vida y lo que vaya a ver lo maneje con sabiduría. En ese momento nada me asustaba mi mente trabajo muy rápido con recuerdos bonitos, por que todo lo que estaba a mí alrededor era perfecto.

Con un tono tembloroso y pasivo me dijo: en aquel restaurante está Max con una chica, entraron agarrados de la mano, los vigilé hasta después que escogieron el menú, Max se lanzo a darle un beso.

Mi reacción fue rápida, me levante, fui a constatar, efectivamente eran él, cerré la puerta, no pude despedirme de Ana baje por las escaleras, tome un taxi y me dirigí a mi casa, en mi mente danzaba la imagen de aquella mujer rubia que acompañaba con amor a mi novio.

Al llegar a mi casa mi cuerpo se derrumbaba y mi valor iba disminuyendo segundo a segundo hasta llegar al cero. No era nada ni nadie en aquel espacio y tiempo. Llegue a mi cuarto, recogí todos los osos de peluche, cartas, boletos de conciertos, de cine, libros de poemas, todo lo que en un momento era tan especial para mí, se convirtió en simple basura. Para mí aquel instante todos esos objetos que tenían un valor simbólico, del amor que teníamos el uno por el otro se convirtió en simples desechos.

Me costó poner todo en una bolsa negra de basura, todo aquello que representaba un instante de mi vida. Tenía tantas ganas de empacarme con todas la cosas para que mi ser tenga un poco de valor. Luego, entre tantas lágrimas y alborotillos una sonrisa de ironía apareció, pensé que no hacia falta empacarme, porque mi vida se oscureció tanto que parecía que me hubieran forrado de pies a cabezas, con muchas fundas negras. La desesperación y el desconsuelo de sueños rotos, de palabras muertas me asfixiaban.

El timbre sonó, sabía que era él, le abrí la puerta, se sorprendió al verme como un cadáver, me agarro por la cintura, en ese momento deje caer mi cuerpo sobre el suyo. Sentía que me lanzaba a un río de aguas servidas, su perfume me olía podredumbre. Me levante y decidí cruzar al otro lado, pero el recorrido era largo, así que sólo le dije unas cuantas palabras, él como toda una rata de basurero mezclo las cosas que delicadamente había separado, el plástico del polietileno, el papel de las cartas iban junto con las tarjetas, para colaborar con el reciclaje.

Al principio trató de negarlo, hasta que le conté detalladamente lo que había visto, se arrepintió, me pidió perdón. Pero todas aquellas palabras de arrepentimiento se unieron con sus viejas frases de amor, asi que decidí reciclarlas también y enviarlas al olvido.

Max arrepentido de todo, dejó las bolsas donde estaban y salió. Yo recogí todo los paquetes, salí atrás de él sin que se diera cuenta, cuando entró al carro vio como ponía las bolsas en la esquina. El camión de la basura llegó antes que él se fuera, esperé al camión para sentir la adrenalina de lanzar todas mis cosas, luego me detuve a ver como todos los recuerdos se trituraban en ese camión, quería oler cómo se mezclaba la fragancia del Chanel 05 y los demás perfumes que me había regalado. Esperaba que cambie un poco el olor natural de la basura, pero su olor nauseabundo se intensificó en mi nariz y me di cuenta que todos los desechos olían igual.

Su mirada no se desviaba, de mi rostro que expresaba malicia, mientras contemplaba al camión, poniendo así un fin a nuestra historia. Alcance a ver su rostro lleno de lágrimas y arrepentimiento. Prendió el carro antes de partir alce mi mano para despedirme de él y de todo aquello que había botado al camión de la basura, los dos carros partieron juntos, sentí un alivio, en mi alma, en ese momento sentí que volví a nacer.

Regrese a mi casa, tomé una ducha, me puse mi mejor vestido arregle los últimos detalles de la cena y esperé a mis invitados. Todos llegaron una hora más tarde pero Ana jamás se presentó. Mi familia y amigos me preguntaron por Max les dije que no llegaría jamás, pero que había un motivo mejor para celebrar. Abrí el mejor vino que tenía de reserva y alce mi copa para brindar por todo lo que se llevó el camión de la basura.
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El ángel caído


Como todos los días su fe no moría. Se levantó y se arrodilló ante un cuadro, frente a los ojos de la imagen y rezó para que Dios vea sus plegarías. Siempre se levantaba y se acostaba agradeciendo, por el día de vida que le daba, así sea bueno o malo. Su casa no era ostentosa porque para él no había mejor dicha que ayudar a todos los desafortunados, así que no podía faltar que la mayor parte de su sueldo era para fundaciones u otras personas que requerían de su aporte.
Ese mismo día salió para la misa de las ocho, se acercó al asiento donde solía sentarse, pero este estaba ocupado. Su cara de asombro fue inesperada, su fe aumento al ver aquella divinidad. Se sentó a su lado, durante la misa las miradas iban y venían de lado a lado como aves en pleno vuelo. Sintió que ese día Dios había envuelto en lenguas de fuego
su corazón, al mismo tiempo el lo llamaba amor. Sin dudarlo le dio la paz y ella susurró su número al oído.
Sin dudarlo en la tarde la llamó. Era lo más hermoso que había vivido, era el milagro de la vida, la oportunidad de procrear y dejar un legado en esta tierra de hijos que alaben el nombre de Dios y que pase de generación en generación toda su fe y toda su colección de estampas, novenas y rosarios adquiridos por su madre.
Salieron por varios meses. Ahora la ayuda para los más necesitados había disminuido. Ahora su mayor gratificación era de venerar aquel regalo que Dios le había dado, por su buen comportamiento, claro que los dos compartían tiempo con los más necesitados, Así ella se ganó su amor y era la única dueña de su corazón.
Los dos compartían cenas, misas y rosarios, ella era muy creyente. Durante varios años no hubo más que besos húmedos llenos de fe, que algún día con la aceptación de la iglesia se podría consumir todo su amor.
Un día al igual que José, había tenido un sueño donde Dios en su omnipotencia se aparecía en forma de fuego a decirle que debe tomar por esposa a su compañera de mucho tiempo, que ella era la persona hecha para él, al igual que Eva para Adán.
Pasaron unos días, él fue a comprar los anillos. Los pobres beneficiados cada vez disminuían. Sus anillos eran los más hermosos, que sólo con el brillo que reflejaban, gritaban amor.
Sus últimos años se había dedicado a aquella mujer que Dios había puesto en su camino, Vivía agradecido por la gran belleza de su amada, parecía un ángel. Él llegó sin avisar a la casa de su amada y encontró un hombre que vestía de marino y que llegó con sus maletas y que desplegaba besos y caricias a su amada.
Su cuerpo no resistió y se marchó, a buscar una explicación en la iglesia durante oraciones y no hallaba consuelo en sus plegarias, fue a su casa y lo único que hablaba era la televisión mostrando imágenes de violencia y miles de mujer desnudas. Su dolor carcomía su alma lentamente. Todo ese amor se había convertido en odio.
Su amada llegó a visitarlo como si nada, al entrar, aquel hombre lleno de furia la agarró, la desnudo, la mordió, la golpeó, la violó y la torturó, padeció varios días, su amada en sus manos. Destrozándola, golpeándola, dejándola como estaba su corazón, roto y herido, una noche la soltó y la dejo ir sin explicaciones, solo se escuchó una voz que decía: Ojala te mueras, maldita perra eres igual que Magdalena y se marchó a dormir.
Como era de esperar en la mañana su fe no había muerto. Viró el cuadro, se arrodillo y exclamó, maldito Dios que siempre te he dejado guiar mi vida, si de verdad existes castígate a ti mismo, por todo lo que me has hecho, esta vez será la última vez que me verás adelante tuyo. Es así como termina la vida de un ángel caído, teniendo sexo con prostitutas y vendiendo todo lo que le recuerde a su fe para comprar pornografía, mientras se masturba delante del televisor.
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Un final feliz


Mi amor levántate, no te hagas la dormida. Detesto que me hagas siempre lo mismo. Julieta despierta. Sabes momentos así en lugar de darme coraje me da mucha risa, el saber que estas despierta con los ojos cerrados esperando que te levante a punta de cosquillas. Juli sabes recordé la primera vez que dormimos juntos, te amaba tanto, pero no más que ahora. Te acuerdas ese día me porté como todo un caballero del siglo xv. Te contemple toda la noche, mientras dormías.
Luego de hablarle tanto, me levanté para preparar una taza de chocolate porque el frió estaba congelando a mi Juli. Desde estos últimos años detesto que se haga la dormida, después de que le detectaron cáncer, mis miedos aparecieron y ella se aprovecha para hacerme asustar, sabe que desde su enfermedad la sobre protejo más de lo normal.
Entre, haciendo ruido y gritando Juli basta ya, levántate, me senté al frente de la cama, a esperar hasta cuando se canse de hacerme asustar. Me tomé el chocolate, mientas lo hacía, mi mente recordaba las veces que padecí por su sueño. Como la noche de bodas, aquella noche tan esperada, porque me mantuvo a pan y agua durante un año según ella para que esa noche sea especial como nuestra primera vez. Claro que fue especial nunca la había visto borracha y lo peor que se emborracho con una sola copa, la llevé en brazos a la alcoba, pero se quedó dormida en mis brazos. Ver su rara belleza entres mis brazos estremeció mi cuerpo y la dejé dormir.
Juli levántate, ya no causas el mismo efecto en mí, después de aquella vez que te enfermaste y te pusiste más pálida que nunca y te lanzaste al piso para ver que hacía. ¡No, es que tú me has vacunado contra ti!.
Siempre molestaba a Julieta que parecía la muerte por su color de piel tan pálido y su cabello negro que la empalidecía más de lo normal, le decía que algún día iba hacer una película y que ella iba a representar a la muerte. Esos días no me daba de cenar y me tocaba llevarla a pasear a cualquier lugar hermoso para que me disculpara.
Tantas cosas que hice por ella, que no haría por perderme en ella en un solo abrazo y hundirme en su ser. Me sentía tan glorioso de poder entrar al corazón de la fiera, todos sus amigos le decían así por ser una mujer de carácter fuerte pero nadie conocía ese lado dulce y romántico.
Me levanté de la silla y la voltee para mi, tenía tantas ganas de hacerla mía, un viento helado recorrió la habitación, pero llegue tarde la muerte me había ganado.
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Arcoíris


Todas los días esperaba con ansiedad la noche para verla. Ella siempre salía a las doce de la noche cuando todo el vecindario dormía. Yo dejaba a mi mujer dormida sobre la cama, me levantaba sigilosamente para que no me interrumpa el espectáculo de verla pasar.
Ella siempre salía vestida de blanco o negro, con su cabello largo de color concho de vino y rizado. Su piel era tan blanca y delicada que una vez la toca el pétalo de una rosa que había por el camino y empezó a sangrar, ese día me puse muy triste por ella, que perdía una noche de diversión y yo una madrugada de ansiedad por verla sonreír a su regreso. Poseía un caminar elegante, su silueteo era tan femenino, que seducía en cada tambaleo de caderas.
Yo sabía que no era una mujer normal, porque tenía un encanto sobre natural. Verla, era como pintar un arcoíris sobre la noche, inesperado pero maravilloso, porque se robaba el espectáculo de cualquier estrella. Su rostro poseía un brillo que resaltaba en su fina boca llena de grandes dientes blancos.
Una noche mi mujer salió a cuidar a su hermana enferma, sabía que no iba a regresar hasta la mañana siguiente. Ese día salí, para verla pasar y esperar su regreso. En la espera mi mujer llegó tres pasos atrás de mi gran musa, mi esposa se adelanta para verla, las dos se miraron fijamente.
Mi esposa se llenó de odio al ver mi reflejo en su mirada parda, me sujeto por el cabello y me llevó hasta el baño. Mi esposa indignada con el cabello rojo sobre la mano me decía: ¿Por qué me has engañado tanto tiempo? ¿Por qué?. En ese momento sentí un empujón contra el espejo, alcance a ver el rostro de mi amada y decidí dejar toda mi vida a un lado y perderme entre su mirada.
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El verdadero matón de barrio


Cuando el sabio habla, el ignorante grita.


Como de costumbre prendí la televisión para informarme de las hazañas reprochables de la U.N.E, me sorprendí cuando vi entrar al Presidente al Colegio Simón Bolívar, me pareció un acto heroico, el ir a enfrentarse directamente con el problema, sin importarle su reciente intervención en la pierna derecha. En ese instante mi opinión (ni buena, ni mala) que tenía por él, se inclinó un poco más a su favor. Pero esto no duró mucho tiempo, su imagen se me desplomó en cuestión de segundos.
Me quede estupefacta, cuando un profesor gritó: ¡viva el paro!, en la cara del Primer mandatario, yo intuía que el presidente se iba a comportar de una manera muy distinguida y diplomática como cualquier hombre que ha gozado de una instrucción superior mayor a la del promedio, pero su posición fue igual a la de “un matón de barrio”, como tenía su masa que lo acompañaba, en este caso de escoltas, se pusó a discutir pico a pico con este maestro, como que estuvieran en un corral, donde el mejor gallo que canta gana. Claro como un buen matón de barrio se lanzo, porque sabía que en ese momento el gozaba de una ventaja el de tener la compañía de sus guardias armados y por tanto le daba la seguridad y autoridad de poder entrar pateando al perro y al gato, porque nadie se le va a poder acercar al “gran señor”.
Muchas personas han sido arrestadas por faltar el respeto al Primer Mandatario, Correa en sus ruedas de prensa ha defendido su posición y ha dicho que él merece respeto, eso no lo discuto, quiera o no quiera es el hombre que eligió la democracia y el único que tiene el poder de llevar hacía adelante o hacía atrás al país y nuestro futuro depende de sus decisiones. Mi posición ante este Presidente era el de no juzgar, esperar y luego analizar sus actos, pero con esta actitud sí me atrevo a reprochar a este Gobernante, que usa su poder para recriminar al más humilde, al que no tiene fuerza, ni una cuadrilla de protección como lo tiene Correa. Sólo hago una pregunta ¿dónde quedaron sus Maestrías en Artes de la Economía su Doctorado, la educación que le dieron en la SALLE en la U.C.S.G.? , nosotros como nación queremos un cerebro que se ponga a producir a generar fuentes de trabajo y sobre todo que busque soluciones viables para
el desarrollo del país, no que entre amenazando y calificándonos de mediocres, porque les aseguro que muchos a los que llama mediocres y los apunta con el dedo, fueron los primeros que lo apoyaban en sus campañas.
Espero que la próxima vez cuando le falten el respeto, no reprima la libertad y la democracia del que se jacta este gobierno, pues para mí un patán ni un matón de barrio que se rige por la ley del talión, merece algún respeto y peor aquella persona que reprime la opción del dialogo e impone sus reglas, tanto que vociferaba en sus cadenas juzgando a Jaime Nebot y comparándolo con un matón de barrio, pues gracias a las noticias, podemos sacarnos la venda y ver quién es realmente el que se comporta como un matón de barrio.

Foto tomada del diario El universo de Guayaquil

Luna negra



Detrás de una bella sonrisa, se puede esconder penas y alegrías. El dolor de una mujer desaparece cuando el orgullo crece y los ideales se solidifican. A través del tiempo la mujer ha luchado por su libertad y porque haya una igualdad de sexos, recordemos que el ser humano siempre repite, lo que ya esta creado, es así como Lilith guía a la mujer a adoptar esta valentía y estas fuerzas de luchar por su libertad, que en muchos de los países, como el medio oriente, todavía es tan anhelada.
Según la mitología judía y mesopotámica hablan que cuando Dios creó a Adán creo también a Lilith, la primera mujer, ella no permaneció mucho tiempo en el paraíso porque no se dejaba dominar por su compañero. Ella creía que los dos eran iguales y no iba a permitir que Adán, en el momento de hacer el amor este encima de ella. Adán trató de convencerla de la mejor manera, al no encontrar ningún resultado, como todo buen machista quiso abusar de Lilith. Ella para defender sus ideales de justicia y de igualdad grito tres veces el nombre prohibido de Dios y se marcho del Edén y de las garras infernales de Adán. Desde ahí se la acusa de matar a los menores de edad que no son circuncidados, dicen que es un demonio y que es la culpable de que los hombres sean infieles, claro desde el principio, los hombres buscaban excusas para justificar sus actos deplorables.
Lilith proviene del término hebreo noche, también se la conoce como la luna negra y se la asocia con la lechuza (actualmente este animal representa la sabiduría). Los rasgos físicos que dan en esta leyenda, la describen como una belleza sobrenatural. Tenía el cabello largo, ondulado y rojo su piel blanca estaba muy ceñida a su cintura, fue mucho más hermosa que Eva. Actualmente Lilith es el icono representativo de las feministas, para justificar la lucha contra el patriarcado y simboliza la liberación sexual.
A diferencia de las feministas radicales veo a Lilith como la primera mujer que luchó por sus ideales de igualdad, a la cual no le importó dejar el paraíso por mantener su alma libre. Es así, como dedico este bloc a esta mujer de espíritu rebelde que fué la primera, que abrió su mente a cosas nuevas.