Confesiones de la hija de Lilith


Como toda buena hija llevo conmigo las mismas culpas de mi madre. Sí lo admito eh sido un demonio feminista, de esas con cara de inocentes. Algo que no he aprendido hasta este año es el poder dejar de hacerles daño a las personas que quiero, quise y espero no hacerlo a las personas que voy a querer.

Aunque llevo una culpa de hace más de ocho años, no he aprendido la lección. Sigo convirtiendo verdaderos caballeros, en los seres más miserables o despiadados. Las cosas salen sin querer queriendo, pero lastimosamente me salen así.

Este año me cargo dos muertos encima, el sentimiento de culpa es terrible. En los dos lados intente remediarlo, pero no se pudo. Sólo le pido a mi Dios que algún día estas dos personas me perdonen. Este año mencione muchas veces la palabra te amo, las disparabas sin darme cuenta y olvidando que las palabras son más peligrosas que la bala, estas matan dejándote vivo y con la herida abierta.

Lo peor que he podido hacer en mi vida es hacer llorar a un hombre y llevo algunos ya en mi cuentita, ojala algún día se olviden de mi. Fui un demonio acechando a hombres buenos para matar mi soledad y destruir sus corazones.

El miedo es lo peor que le puede pasar a un ser humano y peor a un demonio errante como yo que no conoce que es el amor y que peor aún no ha podido conceptualizar lo que es el amor. Alguna ves creo que lo sentí, pero por ahí mismo mate algo que creció y por el cual me fuy transformando cada vez más en el demonio que soy.

Todos somos capaces de aceptar nuestra culpa y ojala que a las dos últimas personas que le hice daño me puedan perdonar...
En este nuevo año lo único que haré como meta no es engañar a nadie más con falsos te amo, ya no seré un monstruo, porque aunque ustedes no lo crean es difícil reconocerse como tal y muy doloroso, pero errar es de humanos y de sabios es reconocerlo y aquí mi nuevo objetivo del 2011.

Dejar aun lado todos mi errores saltar aquel charco y abrirme al océano que me depara la vida, llena de alegrías y ya dejar en el charco mis culpas para que el nuevo año mi embarcación sea más ligera y poder navegar en mi ser en plenitud y con buena luz. Sólo así podre conocer que es el amor. Dejar mi viejo fantasma, a los nuevos que se integraron, en las cloacas del pasado y así avanzar con felicidad.

Algo que aprenderé es a dejar de ser ingrata con mi familia tan divina que es... Agradecer a mi Dios lo benevolente que es al darme una nueva oportunidad y la esperanza de no morir sin saber que es el amor. Espero este año conocerlo...

Y así ser no una Vamp sino una FEMME FATALE que sólo mate de amor a los que la rodean...

Feliz año a todos y sobre todo recuerden que regresa una nueva hija de Lilith recargada de sabiduría lista para conocer el amor...

Sin poder soñar


Hoy camino sobre mi cama. Espero que el sueño llegué a mí. Tengo miedo de dormir, la soledad quema mi corazón. La noche llega a chamuscar la razón. Corro agitada todos los días sobre mi cama y no entiendo porque no caigo rendida sobre ella. El sueño no llega ni para traumatizarme ni para dejarme ser feliz. Los sueños me están pidiendo permisos para llegar a su tierra.
Llevo un mes sin poder dormir. Sueño con poder soñar, eso es mi fuerza para poder seguir con esta lucha. Camino lentamente sobre mi camina para ver si los duendes del sueños me atrapan en la frontera. Se hacen los disimulados para que los coime, pero no cargo nada en los bolsillos los use todo para poder llegar a mi cama. El coyote de la noche me arranco hasta los bolsillos para traerme a esta frontera.

No soy la única que está en la frontera, hay muchos soñadores al igual que yo, aunque con más necesidades y mayor necesidad de realizar sus sueños. Nos sentamos a conversar, para matar el día y con ello alimentar nuestras esperanzas de soñar. Armamos historias para que el viento lleve, cada una de nuestras vidas a los nuevos soñadores.

He llegado muy lejos con mi optimismo, estoy aquí, pero ya no puedo más. Me han deportado otra vez a mi casa, pero siempre regreso porque las ganas de soñar no se terminan. Me escabullo a la frontera de nuevo resbalándome por cada rayo de sol que se convierte en ampolla sobre mi espalda.

La Noche me ha recomendado, a los reyes del sueño, pero aún no puedo conseguir el sueño. Sus oídos sólo hablan con la indiferencia y se burlan de mi situación. El camino es pesado, ya no puedo más quiero dormir pero no puedo conseguir mi sueño. Las fuerzas se agotan pero recuerdo mi realidad, una familia que sacar adelante, otra que quiero formar en mi sueño, con una base económica sólida, para que a mis hijos no les falte lo que a mí se me ha negado en mi cruel realidad. De la misma realidad de la que huyo y seca mis huesos hasta convertirme en un cadáver, así que prefiero caer sobre mis sueños…

Charlando con la muerte

Llegas como la noche misteriosa a mi cabeza. Nublas mis sueños y mi presente. Todavía te sumerges por mis venas y lates en mi sangre. Tu silueta se enciende en cada sorbo de café que bebo en tu nombre. No te asustes si me vez, las cosas han cambiado mucho en mi vida desde tu partida. Las ojeras me aparecen en las mañanas cuando despierto y veo que los sueños son tormentosas pesadillas. Los recuerdos hermosos que me dejaste, sólo son basura. En papeles he plasmado mis recuerdos y los he dejado rodar sobre mi cama, para que me atropellen cada vez que tu ausencia me mate.

En mis hojas grabo los vídeos de nuestra historia. Lloro clamo y gimo sobre ellos cada noche y me adormito en el dolor de la muerte. Trato de ver si me escuchas pero las paredes oscuras de mi habitación no dejan gritar a mi corazón. En las mañanas me levanto piso sin compasión a cada una de las hojas escritas, pero cada vocal pisoteada es como aquel ceviche ácido que hice una vez para ti.

Escribo y cuento cada noche para pagarte cada una de las caricias otorgadas y de repente una retumba en mi espalda, pero no estás tú y entonces termino cada cuento con un final triste. No puedo detenerme a describirte todo lo que pasa en mi mente; me conformo con verte en mis sueños y contarte pero a veces no termino porque la noche es corta para soñarte. Al despertar y escuchar a mi conciencia susurrar despacito todos tus besos, sólo me quedan las ganas de volverme acostar para llorar, pero mi orgullo calienta mis lágrimas y las evapora.

Es que me hizo vivir un cuento de hadas, donde el príncipe azul y el villano era él. Manda a mi peor enemigo, el silencio a que se acerque muy cauteloso a mi tímpano para gritar su nombre. Llega su nombre como un aullido de perro que anuncia la presencia de un espíritu y es la muerte que me acaricia las vertebras, burlándose de mi tormento. Me recuerda que no es la hora de mi muerte y que debo seguir sufriendo el tormento de su ausencia. La confronto, le grito, la amenazo, le vuelvo a rogar y le reclamo que se lleve mi alma y ella muy cínica me responde “yo llevo almas, no tormentos. De nada te sirve si igual en esta o en la otra vida morirás cada segundo que estés sin él”. Aunque no me gusté este tormento, pero me gusta molestarla con cada atento de autosuicidio que provoco, para terminar hablando de él. Mientras le adorno la frente de flores amarillas que se marchitan rápidamente.

De caballeros a caballos


La tarde oscurecía en el norte de Guayaquil, bueno en toda la ciudad, eran las seis de la tarde, mientras yo esperaba fuera del aeropuerto el bus de la línea 132, para que me lleve a mi casa. Esperé una hora para que un bus medio vacío se dignara en llevarme. Subo al bus mis piernas temblaban como que caminara en una cuerda floja. El bus estaba lleno. Pagué mi pasaje, mientras lo hago observo por donde ubicarme, tengo que pasar pidiendo permiso a las mujeres que estaban de pie, mientras paso, recorro con mi mirada las ventanas y los ocupantes de aquellos puestos.
Todos los que iban al extremo eran hombres mirando hacia afuera del bus, mientras las mujeres con bolsos tenían que estar paradas. Por suerte, se bajó el ciudadano al que me había arrimado. Entre mi me dije ¡Gracias Dios por esta oportunidad!, mis piernas se tranquilizaron al sentarme. Mi compañero de asiento sacudía su cabeza dándose de de golpes contra le ventana, mientras dormía y entre mí cuestionaba la actitud de los hombres. Es verdad como mujer rogamos la independencia, que se respeten nuestros derechos y todo. Pero lo cortés no quita lo valiente, eso no quiere decir señores que nosotros no nos gusta que nos traten como una dama. A los 2 minutos de estar sentada se sube una mujer joven de piel morena. No me percato de ella la vuelvo a ver parada dos asientos adelante y me asusto porque estaba alado de un caballo, perdón de un caballero apuntándolo con su enorme barriga de embarazada. Me asusto y le sedo el puesto, las otras féminas envidiosas porque ella se sentaba, en sus caras se pintaba xenofobia, pero no me importaba, somos mujeres y debemos apoyarnos. El carro pegó un frenazo y el tipo dormido se despierta y ve que ya no estoy a su lado y ahora es otra dama, el se asusta se le coloreo aquellas mejillas pálidas en color carmesí y enseguida me rogó que me sentara. Una risa burlesca nació desde mis piernas temblorosas de cansancio y le dije que siga nomas que él estaba más cansado que yo.
Las risas se sonaron por todo el bus, mientras los hombres agachaban sus cabezas u otros miraban hacía la ventana era la única forma de “ignorar la situación”. En mi mente pasó que los caballeros se han extinguido y ahora sólo nos quedan los caballos y no precisamente un Centauro, de la mitología griega sino que lo único que queda de los príncipes azules es el caballo. A esto le agrego que no sé si la culpa la tenemos nosotras de convertir a los caballeros en caballos o simplemente que ya sólo hay maricones en el camino de esta vida y que sólo me quedo con imaginar que los caballeros no agarran autos sino que siguen a pie.

Diego Torres - Mi Corazon Se Fue



A veces una canción expresa todo lo que uno piensa...