Tú eres mi fe


Me escondo debajo de la cama para ver si los recuerdos no me encuentran. No quiero escribir porque detesto relatar nuestra historia. Cierro la puerta que abriste en mi corazón, para que no vuelvas a entrar, pero abres ventanas para que entre la brisa que exhalas en cada suspiro, para que se refresque aquella máquina cansada de bombear todos los días.

Eres la traducción de mis pensamientos más sucios. Te has convertido en la resurrección de mi sonrisa que muere cada noche. Has convertido mi vida en uno de tus relatos y escribes con tu sonrisa nuestra historia sobre mis pupilas, para que vea la belleza que me ofrece el amor en tu boca.

Tengo miedo de que todo esto sea un simple sueño al dormir cada noche. Para asegurarme que tú existe hasta en aquellos días en los que no despierto junto a ti, me acuesto bajo el colchón para que el peso del sueño no sea más fuerte que este cuerpo que se entrega en cada oración que levanta al cielo por ti.

Te refugias en mi cabeza anidas en cada pensamiento, haces que cada día tenga un final feliz pero al amanecer comienzo con la peor historia cursi de amor, para luego transformarla en un circo de frases sin sentido que se va enredando en cada te amo. Todo termina cada vez que envías una flor en cada tecla verde que marcas para llamarme.

Estas en mi cabeza y en cada uno de mis sueños como un demonio que se escurre por mis ganas. Hago el melodrama de no quererte pero termino odiándote por el hecho de saber cuánto te amo… Le pediré a cada una de mis mitocondrias que firmen para tu revocatoria y la expulsión al poder que tienes sobre mí, pero ninguna firma porque tiene miedo de no poder trabajar sin ti.

Eres mi miedo y mi devoción. Eres la fe con la que camino aunque huya al sentir que no eres mi alma gemela, pero para que la quiero sí cuando estás conmigo mi mundo se complementa y yo soy tú y tú eres dueño de mí y sin importarte nada mueres para ser yo.