Un final feliz


Mi amor levántate, no te hagas la dormida. Detesto que me hagas siempre lo mismo. Julieta despierta. Sabes momentos así en lugar de darme coraje me da mucha risa, el saber que estas despierta con los ojos cerrados esperando que te levante a punta de cosquillas. Juli sabes recordé la primera vez que dormimos juntos, te amaba tanto, pero no más que ahora. Te acuerdas ese día me porté como todo un caballero del siglo xv. Te contemple toda la noche, mientras dormías.
Luego de hablarle tanto, me levanté para preparar una taza de chocolate porque el frió estaba congelando a mi Juli. Desde estos últimos años detesto que se haga la dormida, después de que le detectaron cáncer, mis miedos aparecieron y ella se aprovecha para hacerme asustar, sabe que desde su enfermedad la sobre protejo más de lo normal.
Entre, haciendo ruido y gritando Juli basta ya, levántate, me senté al frente de la cama, a esperar hasta cuando se canse de hacerme asustar. Me tomé el chocolate, mientas lo hacía, mi mente recordaba las veces que padecí por su sueño. Como la noche de bodas, aquella noche tan esperada, porque me mantuvo a pan y agua durante un año según ella para que esa noche sea especial como nuestra primera vez. Claro que fue especial nunca la había visto borracha y lo peor que se emborracho con una sola copa, la llevé en brazos a la alcoba, pero se quedó dormida en mis brazos. Ver su rara belleza entres mis brazos estremeció mi cuerpo y la dejé dormir.
Juli levántate, ya no causas el mismo efecto en mí, después de aquella vez que te enfermaste y te pusiste más pálida que nunca y te lanzaste al piso para ver que hacía. ¡No, es que tú me has vacunado contra ti!.
Siempre molestaba a Julieta que parecía la muerte por su color de piel tan pálido y su cabello negro que la empalidecía más de lo normal, le decía que algún día iba hacer una película y que ella iba a representar a la muerte. Esos días no me daba de cenar y me tocaba llevarla a pasear a cualquier lugar hermoso para que me disculpara.
Tantas cosas que hice por ella, que no haría por perderme en ella en un solo abrazo y hundirme en su ser. Me sentía tan glorioso de poder entrar al corazón de la fiera, todos sus amigos le decían así por ser una mujer de carácter fuerte pero nadie conocía ese lado dulce y romántico.
Me levanté de la silla y la voltee para mi, tenía tantas ganas de hacerla mía, un viento helado recorrió la habitación, pero llegue tarde la muerte me había ganado.
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2 comentarios:

Palmogala dijo...

No sé porque pero esta historia me hizo recordar a un filósofo francés creo; "André Gorz" eran circunstancias duras, la mujer con cáncer muere lentamente el hombre perdidamente enamorado también planea su muerte junto con la de ella no podían vivir sin la ausencia del otro, es interesante el comportamiento humano respecto al amor, cuantos André Gorz no habrán por el mundo, cuantos Romeos y Julietas, cuantos personajes como el de tu historia, ojalá estas historias todas terminen en finales felices. no le ganó a la muerte pero le ganó a la vida, total en cualquier rato todos morimos, es lo único justo e imparcial que existe en el mundo...

Nancy Kuonquí dijo...

Sabes es verdad la muerte es el ínico final feliz que existe, muchas personas le tienen miedo a la muerte, cuando es la única oportunidad que tiene el ser humano de ser libre...

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