El amor y la basura siempre huelen igual


Hasta ayer mi vida era espectacular, parecía un arco iris lleno de colores vibrantes. Todo era felicidad, mis rostro lucia un tono rosáceo que reflejaba el gran amor que tenía por aquel hombre que me hacía estremecer con un solo beso el alma.

Se llamaba Max me acompaño durante nueve años, crecimos juntos, aparte de tener una relación sentimental nuestro amor tenía un matiz fraternal. Recuerdo que él siempre me llenaba de regalos día a día, los detalles siempre eran especiales, uno mejor que el otro.

Hoy como siempre fue uno de esos días tan normal, llamé a Max para decirle que lo extrañaba y que no se olvide de la cena que le prepararía para él y para toda mi familia. Nos gustaba compartir todos los viernes con mi familia e invitar a nuestros amigos más allegados para que disfruten de mis delicias culinarias.
Todo estaba casi listo, de repente sonó mi celular, era Ana mi mejor amiga, yo le dije: Ani ¿Vas a venir hoy?, ella me respondió en un tono tétrico NO…. Necesito que vengas a verme al Mall porque tengo algo que contarte, sin dudarlo cerré, me aliste y salí para vernos.
La vi asustada, estaba como un fantasma su piel parecía que tenía una capa de talco cubriéndola. Luego me dijo que me relaje, que nada es perfecto en está vida y lo que vaya a ver lo maneje con sabiduría. En ese momento nada me asustaba mi mente trabajo muy rápido con recuerdos bonitos, por que todo lo que estaba a mí alrededor era perfecto.

Con un tono tembloroso y pasivo me dijo: en aquel restaurante está Max con una chica, entraron agarrados de la mano, los vigilé hasta después que escogieron el menú, Max se lanzo a darle un beso.

Mi reacción fue rápida, me levante, fui a constatar, efectivamente eran él, cerré la puerta, no pude despedirme de Ana baje por las escaleras, tome un taxi y me dirigí a mi casa, en mi mente danzaba la imagen de aquella mujer rubia que acompañaba con amor a mi novio.

Al llegar a mi casa mi cuerpo se derrumbaba y mi valor iba disminuyendo segundo a segundo hasta llegar al cero. No era nada ni nadie en aquel espacio y tiempo. Llegue a mi cuarto, recogí todos los osos de peluche, cartas, boletos de conciertos, de cine, libros de poemas, todo lo que en un momento era tan especial para mí, se convirtió en simple basura. Para mí aquel instante todos esos objetos que tenían un valor simbólico, del amor que teníamos el uno por el otro se convirtió en simples desechos.

Me costó poner todo en una bolsa negra de basura, todo aquello que representaba un instante de mi vida. Tenía tantas ganas de empacarme con todas la cosas para que mi ser tenga un poco de valor. Luego, entre tantas lágrimas y alborotillos una sonrisa de ironía apareció, pensé que no hacia falta empacarme, porque mi vida se oscureció tanto que parecía que me hubieran forrado de pies a cabezas, con muchas fundas negras. La desesperación y el desconsuelo de sueños rotos, de palabras muertas me asfixiaban.

El timbre sonó, sabía que era él, le abrí la puerta, se sorprendió al verme como un cadáver, me agarro por la cintura, en ese momento deje caer mi cuerpo sobre el suyo. Sentía que me lanzaba a un río de aguas servidas, su perfume me olía podredumbre. Me levante y decidí cruzar al otro lado, pero el recorrido era largo, así que sólo le dije unas cuantas palabras, él como toda una rata de basurero mezclo las cosas que delicadamente había separado, el plástico del polietileno, el papel de las cartas iban junto con las tarjetas, para colaborar con el reciclaje.

Al principio trató de negarlo, hasta que le conté detalladamente lo que había visto, se arrepintió, me pidió perdón. Pero todas aquellas palabras de arrepentimiento se unieron con sus viejas frases de amor, asi que decidí reciclarlas también y enviarlas al olvido.

Max arrepentido de todo, dejó las bolsas donde estaban y salió. Yo recogí todo los paquetes, salí atrás de él sin que se diera cuenta, cuando entró al carro vio como ponía las bolsas en la esquina. El camión de la basura llegó antes que él se fuera, esperé al camión para sentir la adrenalina de lanzar todas mis cosas, luego me detuve a ver como todos los recuerdos se trituraban en ese camión, quería oler cómo se mezclaba la fragancia del Chanel 05 y los demás perfumes que me había regalado. Esperaba que cambie un poco el olor natural de la basura, pero su olor nauseabundo se intensificó en mi nariz y me di cuenta que todos los desechos olían igual.

Su mirada no se desviaba, de mi rostro que expresaba malicia, mientras contemplaba al camión, poniendo así un fin a nuestra historia. Alcance a ver su rostro lleno de lágrimas y arrepentimiento. Prendió el carro antes de partir alce mi mano para despedirme de él y de todo aquello que había botado al camión de la basura, los dos carros partieron juntos, sentí un alivio, en mi alma, en ese momento sentí que volví a nacer.

Regrese a mi casa, tomé una ducha, me puse mi mejor vestido arregle los últimos detalles de la cena y esperé a mis invitados. Todos llegaron una hora más tarde pero Ana jamás se presentó. Mi familia y amigos me preguntaron por Max les dije que no llegaría jamás, pero que había un motivo mejor para celebrar. Abrí el mejor vino que tenía de reserva y alce mi copa para brindar por todo lo que se llevó el camión de la basura.
Category: 2 comentarios

2 comentarios:

Anónimo dijo...

y dices que no escribes bien?

Nancy Kuonquí dijo...

jajaja e smi cuento favorito jajaja gracias

Publicar un comentario